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jueves, 23 de junio de 2011

El Asalto Al Palacio

En febrero de 1917, la revolución democrática destrona al zar Nicolás 11 en unas jornadas de grandes dimensiones. En octubre (noviembre en el calendario occidental) los bolcheviques se hacen con todo el poder, aprovechando los errores del gobierno de Kerensky, y acaba con socialistas y mencheviques a imagen de la revolución rusa de 1917 ha quedado fijada para siempre por la visión que Eisenstein proporciona en su película Octubre. El asalto al Palacio de Invierno culmina una acción de masas dirigida por Lenín con un rigor implacable. La firmeza del proletariado en armas, apoyada en la capacidad organizativa y en la teoría revolucionaria del líder bolchevique, se configura como modelo para las futuras insurrecciones comunistasque integrarán el proceso revolucionario mundial.
La realidad fue, sin embargo, mucho más modesta. Las dimensiones del enfrentamiento que entre el 24 y el 26 de octubre de 1917 -calendario ortodoxo ruso lleva al poder a los bolcheviques en Petrogrado no son comparables a las de las jornadas de febrero del mismo año, en virtud de las cuales el zar Nicolás II se vio forzado a abdicar. El deseo de paz y la desmoralización del Ejército tuvieron más importancia que las consignas revolucionarias para determinar el resultado del combate. Entre los 150.000 hombres de la guarnición de la capital, el Gobierno Provisional encuentra sólo a un grupo de militantes de los partidos burgueses, a unos cosacos que desertan y a las 140 mujeres del Batallón de la Muerte para defender el Palacio de Invierno. La insurrección del 24 de octubre de 1917 surge como respuesta a la iniciativa del gobierno del socialista moderado Kerensky de cerrar sus dos diarios,Rabochi Put (sustituto de Pravda) y Soldat. Una apuesta insensata esta última, dado que en días precedentes las asambleas en los cuarteles se habían decantado en favor del Comité Militar Revolucionario, creado por los bolcheviques, y en contra del Gobierno Provisional. Desmoralizados y hambrientos, los soldados rechazaban sobre todo a quien pretendía enviarles al frente a luchar contra los alemanes. Quizá Kerensky confiaba en una reedición de los sucesos de julio, en los que la movilización bolchevique fue aplastada por las tropas. Pero, entre tanto, había fracasado el putsch militar del general Kornilov, con la consiguiente desorientación de los oficiales contrarrevolucionarios. Y, sobre todo, la lucha por el poder se planteaba por una y otra parte en términos muy diferentes. Ahora lo esencial será el control de los centros de poder en la capital (Correos, edificios del Ejército y la Administración, estaciones, periódicos) y, dada la configuración de Petrogrado a ambas orillas del Neva, el de la apertura y el cierre de los puentes.




Al alba del 24 de octubre fuerzas ocupan los periódicos bolcheviques.
Trotski, hombre clave en el movimiento de sóviets revolucionarios tanto en 1905 como en 1917, se hallaba reunido en el convento de Smolny con dirigentes del Comité Militar Revolucionario y la respuesta fue inmediata: había que oponerse al intento criminal de suprimir el Congreso de Sóviets de Todas las Rusias, convocado para el día 25, y la Asamblea Constituyente.





Por la tarde, en nombre del CMR, Trotski pudo asegurar en el sóviet de Petrogrado que toda la movilización era defensiva. Las patrullas gubernamentales opusieron una mínima resistencia y, al caer el día, no sólo los periódicos estaban liberadas, sino que Correos y Telégrafos, estaciones de ferrocarril, teléfonos, edificios públicos, incluido el Estado Mayor, y por supuesto los puentes, habían pasado sin lucha a los guardias rojos. El Gobierno quedaba aislado en el Palacio de Invierno, desde el que Kerensky solicitará sin éxito el apoyo de la guarnición. La mañana siguiente escapódisfrazado para buscar ayuda fuera de la capital.





El 25 los guardias rojos, mandados por un antiguo menchevique, Antonov Ovseenko, cercaron el Palacio y finalmente detuvieron al Gobierno, ya en la madrugada del 26. Lo esencial había sido la legitimación política obtenida en la reunión en Smolny del Congreso de Sóviets de Todas las Rusias: "En nombre del Comité Militar Revolucionario declaro que el Gobierno Provisional ya no existe!", proclamó León Trotski en nombre de su mayoría bolchevique. Mencheviques y social revolucionados abandonaron la sesión como protesta frente al putsch.




El poder ya pertenecía a los sóviets, pero el partido de Lenin no estaba dispuesto a tolerar una nueva dualidad de poderes. El día 26, mientras despuntaba una resistencia en

Moscú que dura hasta el 2 de noviembre, una nueva reunión del congreso de sóviets aprobaba «una paz democrática sin anexiones ni indemnizaciones", la entrega de la tierra a los campesinos y el establecimiento de un gobierno provisional, llamado Consejo de Comisarios del Pueblo para marcar su ruptura con el pasado burgués. Lo presidió Lenin, con Trotski en Asuntos Exteriores y Stalin de comisario para las Minorías Nacionales. El congreso de los sóviets había agotado sus funciones. Trotski desempeña el papel de protagonista en las jornadas de Octubre -comienzos de noviembre en el calendario occidental-, pero es Lenin quien con su determinación al frente del partido bolchevique crea las condiciones inmediatas y fija los objetivos revolucionanos. Apenas ha llegado desde el exilio suizo a Petrogrado bajo la protección alemana el 4 de abril de 1917, Lenin deshace las dudas sobre la postura a adoptar ante el Gobierno Provisional, encabezado entonces por el príncipe Lvov.
Sus Tesis de abril son inequívocas: ningún compromiso con el Gobierno, desenmascaramiento de su carácter capitalista, reconocimiento de que la revolución ha cumplido ya su etapa burguesa y ha de pasar a la proletaria, declaración de que la república parlamentaria es ya un objetivo político del pasado, por lo cual el partido bolchevique ha de preparar la conquista del poder bajo la consigna de "¡todo el poder para los sóviets!"







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