Entre el coro de insultos y falsedades dirigido contra los soviets rusos por parte de la prensa capitalista se puede escuchar una voz estridente que grita con una especie de pánico: "¡No hay gobierno en Rusia! ¡No hay organización entre los trabajadores rusos! ¡No funcionará! ¡No funcionará!".
Es la táctica de la calumnia.
Como todo auténtico socialista sabe, y como los que hemos visto la revolución rusa podemos atestiguar, existe actualmente en Moscú y en todas las ciudades y pueblos de Rusia una estructura política enormemente compleja, sostenida por la mayoría del pueblo y que funciona tan bien como ningún otro gobierno popular recién nacido ha funcionado jamás. Los trabajadores de Rusia han construido a partir de sus necesidades vitales una organización económica que está
evolucionando hacia una verdadera democracia industrial.
El Estado Soviético está basado en los Soviets -o Consejos- de trabajadores y en los Soviets de campesinos. Estos Consejos - instituciones características de la Revolución Rusia- se originaron en 1905, cuando durante la primera huelga general de los trabajadores, las fábricas de Petrogrado y las organizaciones obreras enviaron delegados al Comité Central. Este Comité de Huelga fue llamado Consejo de Diputados Obreros. Convocó la segunda huelga general en el otoño de 1905, mandó organizaciones a toda Rusia y por un breve lapso de tiempo fue reconocido por el Gobierno Imperial como el interlocutor autorizado de la clase trabajadora revolucionaria rusa.
Con el fracaso de la revolución de 1905, los miembros del Consejo huyeron o fueron deportados a Siberia. Pero ese tipo de unión resultó tan sorprendentemente efectiva como órgano político que todos los partidos revolucionarios incluyeron un Consejo de Diputados Obreros en su planes para un futuro levantamiento.
En marzo de 1917, cuando ante una Rusia que brama como un océano, el zar abdicó, el Gran Duque Miguel rechazó el trono y la reclutante Duma (el seudoparlamento zarista) fue forzada a tomar las riendas del gobierno, el Consejo de Diputados Obreros renació de nuevo. En pocos días fue ampliado par incluir delegados del Ejército, pasando a llamarse Consejo de Diputados de Obreros y Soldados. Excepto Kerensky, la Duma estaba compuesta de burgueses y no tenía conexión alguna con las masas revolucionarias. La lucha había de continuar, debía restablecerse el orden, mantenerse el frente... los miembros del Comité
de la Duma no estaban en condiciones de llevar a cabo esas tareas; se vieron obligados a llamar a los representantes de los trabajadores y los soldados - en otras palabras- al Consejo. El Consejo se hizo cargo del trabajo de la revolución, de la coordinación de las actividades del pueblo, de la preservación del orden. Además asumió la tarea de asegurar la revolución contra la traición de la burguesía.
Desde el momento en que la Duma se vio forzada a apelar al Consejo, en Rusia existieron dos gobiernos, y dos gobiernos lucharon por el poder hasta noviembre de 1917, cuando los soviets, bajo el control bolchevique, derribaron a la coalición de gobierno.
Había, como he dicho, Soviets de diputados tanto obreros como soldados. Algo más tarde surgieron los soviets de Diputados Campesinos. En la mayoría de las ciudades los Soviets Obreros y Soldados se reunían juntos; también convocaban sus Congresos Panrusos conjuntamente. Los soviets de Campesinos, sin embrago, estaban dominados por elementos reaccionarios y no se unieron a los
obreros y soldados hasta la revolución de Noviembre y el establecimiento del Gobierno Soviético.
¿Quiénes eran los miembros de los Soviets?
El soviet se basa directamente en los trabajadores en las fábricas y en los campesinos en los campos. Al principio los delegados de los soviets de Obreros, Soldados y Campesinos, eran elegidos de acuerdo con reglas que variaban según las necesidades y la población de las diferentes localidades. En algunos pueblos los campesinos elegían un delegado por cada cincuenta electores. Los soldados en los cuarteles tenían derecho a un cierto número de delegados por regimiento, sin consideración a su fuerza; las tropas en el frente, sin embargo, elegían a sus soviets de manera diferente. En cuanto a los trabajadores en las grandes ciudades, pronto descubrieron que los soviets eran difíciles de manejar a menos que los delegados fuesen limitados a uno cada quinientos. De la misma manera, los primeros Congresos Panrusos de los Soviets se basaron aproximadamente en un delegado por cada veinticinco mil votantes, aunque de hecho los delegados representaban circunscripciones de varios tamaños.
Hasta febrero de 1918 cualquiera podía votar delegados para los Soviets. Incluso si los burgueses hubieran organizado y solicitado representación en los Soviets, se les hubiera otorgado. Por ejemplo, durante los mandatos del Gobierno Provisional, hubo una representación burguesa en el Soviet de Petrogrado -un delegado de la Unión de Hombres Profesionales, que comprendía doctores, juristas, profesores, etc.-.
El pasado marzo la constitución de los Soviets fue desarrollada con
detalle y aplicada universalmente.
Restringía el derecho de voto a:
Ciudadanos de todas las Repúblicas Socialistas Soviéticas de ambos sexos que hayan cumplido dieciocho años el día de las elecciones...
Todos aquéllos que se ganen la vida a través del trabajo productivo y útil de la sociedad y que sean miembros de los sindicatos...
Quedaban excluidos del derecho a voto: los que emplean fuerza de trabajo par obtener beneficio; las personas que viven de plusvalías; comerciantes y agentes privados de negocios; empresarios de comunidades religiosas; ex-miembros de la policía y de la gendarmería; la antigua dinastía reinante; los deficientes mentales; los sordomudos; y todos los condenados por delitos menores mezquinos e indignos.
En cuanto a los campesinos, cada cien de ellos en lo pueblos eligen un representante para el Soviet del Volost, o Municipio. Los Soviets de los Volost envían delegados a los Soviets del Uyezd, o condado, el cual a su vez envía delegados al Soviet del Oblast, o provincia, para el cual también se eligen delegados de los Soviets de Trabajadores de las ciudades.
El Soviet de Petrogrado de Diputados Obreros y Soldados, que operaban cuando estuve en Rusia, puede servir como ejemplo de cómo funcionan las unidades urbanas de gobierno en un estado Socialista.
Constaba de unos 1200 diputados, y en circunstancias normales celebraba una sesión plenaria cada dos semanas. Entretanto elegía a un Comité Ejecutivo Central de 110 miembros, proporcionalmente a los partidos, y este Comité Central añadía por invitación a delegados de los comités centrales de los sindicatos, de los comités de las fábricas y de otras organizaciones democráticas.
Junto al Soviet de la gran ciudad, existían también los Rayon, o Soviets de distrito. Estaban compuestos de diputados electos para el soviet de la ciudad por cada distrito y administraban su zona de la ciudad. Naturalmente, en algunos distritos no había fábricas y, por tanto, tampoco representación de esos distritos, ni en el Soviet de la ciudad ni en el Soviet de distrito. Pero el sistema soviético es extraordinariamente flexible, y, si los cocineros y los camareros, o los basureros, o los porteros, o los conductores de ese distrito se organizaban y solicitaban
representación, se les concedían delegados.
Las elecciones de los delegados están basadas en la representación proporcional, lo que significa que los partidos políticos están representados en proporción exacta al número total de votantes de la ciudad. Y son los partidos políticos y los programas los que votan, no los candidatos. Los candidatos son designados por los comités centrales de los partidos políticos, que pueden reemplazarlos por otros miembros del partido. Asimismo, los delegados no son elegidos por un plazo de
tiempo determinado, sino que pueden ser revocados en cualquier momento.
Nunca antes se creó un cuerpo político más sensible y perceptivo a la voluntad popular. Esto era necesario, pues en los períodos revolucionarios, la voluntad popular cambia con gran rapidez. Por ejemplo, durante la primera semana de diciembre de 1917 hubo desfiles y manifestaciones en favor de la Asamblea Constituyente -es decir, contra el poder soviético-. Uno de esos desfiles fue tiroteado por algún Guardia Rojo irresponsable y varias personas murieron. La reacción a esa estúpida violencia fue inmediata. Más de una docena de diputados
bolcheviques fueron cesados y reemplazados por mencheviques. Pasaron tres semanas antes de que el sentimiento popular se tranquilizara y los mencheviques fueran reemplazados uno a uno de nuevo por los bolcheviques.
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